lunes, 10 de mayo de 2010

Un no hacer divino

Te siento nosotros cuando juguetón me provocas
un tenue girar del abisal susurro de la vida
un ahogarse fino y tentador
una inclinación al dardo del movimiento
ante el triste orgullo de mi rostro apasionante.

El esplendor del visceral instante
en que pateo el cubo de basura de mi calle
y me cantas por detras, y me calmas con tu gesto
sin saber muy bien que encarnan mis ojos.

Me observas desenfadado ante ti
con ojo tierno, delgado gemido
como si no hubiera nada mejor que hacer que la vida.

No permitas que me olvide de ti
porque caminar contigo se me hace sospechosamente cuesta abajo
inquietantemente cómodo. Y posees tu los frenos
y el latigazo que vivifica de la lengua.

No cejas, buscas mi carne en liza cuando te excitas
y me reprochas, dulce y anhelando, que estoy muy "vestidita"
así consigues que olvide
que el viento tiene costumbre de pasar la hoja.

Me atrae sobremanera que no sepas de qué voy
si es que importara en algún modo
y en cambio, aquí me tienes, a tu lado,
insincera y vulnerable. En tu desconcierto inactivo,
permaneciendo quieta, ocultamente excitada, es mi forma de pedirte.

Hay algo mejor, entorno quizás, que actuar. Un no hacer divino.
                                                                                                     

[ ... ]